A raíz de volver a la psicóloga y de hacer un alto en el camino para volverme atrás y contemplar mi vida en los últimos dos años y medio me he dado cuenta de muchas cosas. Es algo normal, no vemos que hemos estado en situaciones realmente extremas hasta que no las pasamos y las vemos con perspectiva y eso es lo que me ha pasado a raíz de empezar un nuevo proyecto, proyecto que me está haciendo releer el blog y analizar qué escribí y por qué. Haciendo este ejercicio he visto muchos comentarios, comentarios que contesté en su momento y que no recordaba! Y es que al iniciar el duelo me ocurrió eso que llaman “laguna mental” y no recuerdo apenas nada de los primeros meses. Releerme ahora me ha hecho ver el tremendo pozo hondo en el que me metí. Sabía que era oscuro, sabía que era pofundo pero no sabía lo mal que he llegado a estar, y sé que posiblemente denro de un tiempo me vea cómo soy ahora y piense colega, qué mal estabas.
Y es que ahora veo el postparto que he tenido y me llevo las manos a la cabeza: soledad, ansiedad, cansancio (más cansancio, no solo el de dormir poco) y aunque me duela muchísimo reconocerlo, pensé que todo era una gran mentira. Todo lo que me habían contado de la maternidad, todo. Y pienso que es porque yo partía de una maternidad muy mala, la peor de todas y pensé que maternando de forma terrenal la cosa se arreglaría sola, como un milagro. Pero no fue así, obviamente, porque nada es tan fácil. Ni las cosas fáciles son tan fáciles, pues cómo iba a serlo ésto? El motivo de la situación en la que estás no es algo que puedas sustituir.