Octubre es el mes del duelo. No lo sabes hasta que estás en él, nadie lo sabe y por eso es tan importante. Diferentes asociaciones están organizando eventos: levantan globos, encienden velas, dan charlas y conferencias… todo para que el duelo por muerte gestacional y perinatal sea reconocido y los pacientes reciban un trato sensibilizado. Aún hay mucho camino.
Digo que hay camino porque a estas alturas a mi me duele hablar de mi hija, y para el mundo eso ya debería estar superado. Es importantísimo que la gente entienda que la muerte de un hijo, ya ocurra durante la gestación o el parto, es algo que NO se supera sino que a lo sumo se aprende a vivir con ello, que la punzada en el pecho vuelve a aparecer cada vez que abres la puerta de su cuarto y ves todas sus cosas metidas en bolsas para que no cojan polvo, y estarán así por tiempo indefinido. Lo que supone haber “perdido” una habitación de tu casa porque tienes miedo a derrumbarte si ves todo aquello y no tienes a nadie que vaya a utilizarlo. El gran problema es el desconocimiento, que aunque intentes ponerte en la piel de esa persona e imaginar qué sentirías si fueras ella no basta para entender que es algo en lo que se piensa cada día desde el día en que no nació ese bebé. Por un momento puedes intuirlo, si has sido madre puedes recordar las patadas e imaginar que nunca siguieron y por un instante tendrás lágrimas en los ojos, pero para alguien en ese proceso de duelo no es cosa de un instante, sino de cada momento de cada día.
Es tanto el vacío en nuestro interior, que nos empeñamos en ver señales en todas partes, algo que nos diga que nuestro hijo o hija en realidad no se ha ido de nuestro lado: una mariposa que vuela a tu alrededor, un pájaro en tu ventana, una nube, una flor en medio de la maleza e incluso una brisa que te recuerda el olor que hacía tu pequeña cuando te la trajeron, ese olor a pureza y calma de sus ojos cerrados. Es un olor que no se olvida.
Es un mes para mostrar todo lo que nos recuerda a ella y siento que todo es poco porque ha sido tan grande el amor que me ha enseñado que siento que nada de lo que haga será suficiente para que el mundo sepa lo que esa pequeña criatura fue capaz de hacerme sentir. Carne de mi carne y sangre de mi sangre, ¿de verdad alguien piensa que esto se olvida?
Me hice un tatuaje en su honor, es grande y perfectamente visible por debajo de una manga corta. Es precioso, exquisito y noto que la gente lo mira. Una tarde, en el trabajo, me preguntaron qué era. Al decirles que es un recuerdo de la hija que perdí quedaron extrañados, pero por un momento fueron conscientes de que hay niños que mueren y madres que los lloran.
Por un mes de sensibilización, por no sentirnos solos en este mar de lágrimas. Por que en un futuro cada vez sean menos los bebés que se quedan en el camino, porque una detección temprana siempre salva vidas y el apoyo de una comunidad informada y concienciada puede ser el salvavidas que nos mantenga a flote.
Octubre, mes para la visualización de la muerte gestacional y perinatal.
#ROMPERELSILENCIO