Mucha gente no comprende el duelo, no comprende que sigas deprimida, llorando tu pérdida aún sin ganas de salir de casa ni hacer vida normal. Te dan consejos, consejos desacertados en muchas ocasiones provocados por las ganas de ayudarte desde la inconsciencia más ingenua. Olvídate, te dicen. No pienses en ello y sigue adelante, lo que tienes que hacer es seguir adelante, te aconsejan. No, nunca me voy a olvidar. ¿Tu te olvidas de tus hijos? Yo también soy madre, y aunque no pueda tener en brazos a mi hija nunca más, no dejaré de serlo. Tampoco dejaré de estar triste porque haya quién considere que no deba estarlo, me han arrancado parte de mi alma y tengo derecho a estar triste todo el tiempo que quiera, derecho a llorar cada vez que alguien me pregunta de verdad cómo estoy, ésta es mi realidad y así es como soy ahora.
Mucha gente no sabe ni qué decirme, es normal, a muchas parejas les pasa que pierden un hijo, muchas, pero si no te ha pasado a ti no entiendes nada. Lo ves lejano, o crees que no debería afectarle tanto a alguien porque no tienes ni idea de lo que supone, porque siempre te han ido bien las cosas.
Últimamente me siento como en una nube, supongo que será otra de las fases por las que hemos de pasar antes de poder decir que hemos concluido el duelo. Me pesa muchísimo el corazón, pero me da la sensación de que ha pasado mucho tiempo y está todo difuminado, como en un sueño. Trato de pensar que todo está bien y sin embargo no dejo de darle vueltas al asunto, veo su carita muy lejos y no tengo el tacto de su piel en la yema de los dedos y pienso que ojalá hubiese pasado más tiempo con ella, empaparme de su olor y acariciar una vez más su cuerpecito diminuto, tan perfecto y tan lastimado a la vez. Besarla más y hablarle más, aunque me estuviera hablando a mi misma porque, pobrecita, qué iba a saber ella. Veo lo positivo por fin de haberla acunado en mis brazos, ahora se que jamás me habría perdonado el no verla ni tenerla junto a mi, aunque fuera solo un momento, porque por un instante fuimos la familia que queríamos ser, aunque no con ese desenlace.
Mucha gente no comprende que es mi hija, mi primera hija. Mi estrella. Pero yo jamás me olvidaré.