Quizás os sorprende el título de la entrada, pero hoy quiero hablar del sentimiento que despierta nuestra pérdida en los demás, en especial a aquellos que consideran que ya es suficiente, que el duelo ha de finalizar ya:
Siento que mi bebé haya muerto y eso te incomode. Siento hablar de él/ella te incomode. Siento que se te atragante su nombre porque consideras que un feto no es un bebé. Yo no planeé que mi hijo/a muriera y siento que eso haya causado un desbarajuste en como consideras que son las cosas. Yo planeé un embarazo perfecto, los colores de la habitación y su primera puesta. Incluso planeé cómo educarle y qué tipo de juguetes comprarle, fomentar su independencia con apego y darle el pecho hasta que se me cayeran las tetas. Pero de repente ya nada sería así. La vida me puso una situación en frente en la que tuve que tomar una decisión de vida o muerte, y siento que no comprendas que me duela haber escogido muerte. Porque quizás piensas que como la decisión fue mía no me dolió o lo debería superar ya porque a fin de cuentas es algo que yo hice, que yo decidí, pero no es así. Lamento que te incomode mi duelo, de veras, pero has de entender que las cosas no siempre salen bien y que cuesta hacerse a la idea.
Seguro que crees que mi problema es que estoy todo el día dándole vueltas y que por eso no “paso página”. La realidad es que he pasado muchas, y por más que siga pasando la situación no cambia. Porque el duelo no dura unos meses y no importa que no le conociéramos. No hay un “podría ser peor” que me consuele porque de verdad que no imagino una situación peor que darte cuenta que la última patada de tu bebé ocurrió hace unos minutos y ni te diste cuenta.
De verdad que siento mucho que toda esta situación te incomode, pero no puedo hacer nada. En cambio, tú, puedes hacer muchas cosas, la cuestión está en si tienes ganas de hacerlas. Como no poner cara de póker cuando sale el tema, aprenderte su nombre o no contarme historias de gente que les fue peor. Podrías entender que son cosas que pasan, como a veces me decías, cosas que pasan a 1 de cada 4 mujeres embarazadas y que no suene a hueco. Siento de verdad que no sepas qué decirme, lo comprendo porque ni yo sé qué decir a una mamá que acaba de perder a su bebé como me pasó a mí. Siento que no sepas cómo hacer que no llore y que no sepas que no necesito que las lágrimas no salgan, sino que me las sequen. Puedes, simplemente, decir que lo sientes. Puedes, simplemente, escucharme.
Esta situación es muy difícil para mi, no me digas cómo debo actuar porque solo los que transitamos éste camino sabemos lo duro que es. Es como estar perdido en medio del desierto, sin mapa. O en medio del océano, sin brújula ni sextante. Pero que no puedas ponerte en mi lugar no significa que no puedas hacer nada.
Siento que mi hijo/a haya muerto y que te incomode. Nada me gustaría más que todo hubiese seguido su curso y que ese mensaje que mandé, impersonal y sin fuerzas, hubiera sido el típico de bienvenida.
Nadie más que yo siente la pérdida, créeme.
