08/07/2019

Trastorno adaptativo

He contado muchas veces que algo falla conmigo. Y si no lo he contado, lo cuento ahora.

Es mucha la presión que tenemos las madres y muchas veces somos nosotras mismas las que nos la ponemos, por querer seguir un ritmo antinatural y completamente desproporcionado. Ya no solo las madres, las mujeres en general sea cual sea tu situación hay algo que te presiona pero en especial cuando eres madre. ¿Ejemplo?

¿Cuántas cuentas hay en RRSS de madres perfectas? Esa imagen de esa mujer delgada, sonriente, con su bebé gordito y de fondo una casa limpia y un plato con comida casera bien colocado. Parece que al resto de madres no se les amontona la faena, no tienen ojeras y han conseguido que todo encaje. Mi realidad no es la misma pese al esfuerzo: el cesto de la colada está a petar, la cocina hace semanas que no se hace a fondo y tengo pelusas en los rincones que no visitamos que se han asociado y armado, no descarto que hagan un motín. No puedo con mi vida. Ni con mi casa. Con mi bebé me apaño, pero necesito ayuda o no podría ni pasar por la ducha.

Se supone que debes ser perfecta y feliz, sobretodo feliz. ¿Cómo no vas a estarlo si tienes lo que tanto querías? Uf, eso da para otra entrada. Me lo apunto.

La cuestión es que hace tiempo me di cuenta de que no puedo, adaptarse a una situación nueva tan diferente cuesta, es algo que le pasa a todo el mundo, pero a mi me cuesta demasiado y ahí está el diagnóstico: trastorno adaptativo. Fíjate si habrá gente en mi situación que tiene hasta un nombre y se diagnostica, y yo sintiéndome bicho raro… Es que todo es tan diferente. No echo de menos mi vida anterior, siempre digo que ser madre es lo mejor que me ha pasado nunca y reitero esa afirmación porque es verdad, pero también es verdad que no estoy en mi mejor momento y no es contradictorio. El duelo se me hace cuesta, voy a medio gas y la verdad es que no tengo apenas tiempo para mi, para centrarme y pensar en buscar una solución. Para que os hagáis una idea, escribir una entrada entera me cuesta días, y eso que yo soy de dedo fácil, que me ponía en el teclado y me salían las palabras solas. Pero me falta algo, me siento apagada y con la energía a medias (sí, que no duermo del tirón pero no duermo tan poco como para que me falte speed)

Supongo que todo forma parte del proceso.

Supongo que todo forma parte del duelo, sumado a mi situación reciente de maternidad terrenal. Bueno reciente, el guisantito tiene ya casi 11 meses, a finales del mes que viene hará un año que abandonó mi vientre y pienso: joder, qué he hecho durante todo este año? Porque si lo paro a pensar ni siquiera tengo respuesta. Vivir, hemos vivido mogollón de cosas nuevas. Nos hemos descubierto, hemos dado un paso más como personas y como pareja y es lo que quería! Pero a veces la psique no sigue un camino lógico, se juntan varios factores y puff, lío. Las hormonas flaco favor hacen, mi ciclo sigue siendo un “no ciclo” y ojo, yo encantada.

Solo puedo trabajarlo, trabajarlo yo misma con una guía.

Sé de sobras que no soy la única mujer en el mundo con este puerperio, pero se nos olvida porque si algo caracteriza el postparto es la soledad o sensación de, porque aunque nos sintamos muy solas en realidad no lo estamos, o no tanto. Ojalá ésta sociedad cuidara más a las madres, parte de los trastornos tienen su origen en el orden establecido y hay veces que nos cuesta seguir el rumbo que se supone debemos seguir. Pero eso, una vez más, da para otro post.

No es que se nos vaya la olla. Es que el mundo pretende que nos adaptemos a él enseguida y las cosas importantes se hacen a fuego lento. ¿Si tardamos 40 semanas en hacerlos cómo vamos a adaptarnos a ellos en menos?