Al volver de vacaciones pedí hora en el hospital ya que me dieron la opción de controlarme allí y pese a que está algo lejos y no podré combinarme los horarios, me da tranquilidad saber que me mirarán los mejores.
La primera cita fue el 11 de Enero. Como tengo los antecedentes que tengo, directamente me mandan a diagnostico fetal. Al entrar (con más de 1 hora de retraso) nos esperaba la misma doctora que hacía 7 meses y medio nos había contado como sería el proceso de la ILE, y ella misma fue quien bajó al paritorio a pararle el corazón a mi hija. Dicho así suena muy fuerte, pero es lo que pasó, si algo he aprendido a lo largo de este tiempo es a no disfrazar las cosas e intentar normalizar todo el asunto, dentro de lo posible. Se acordaba de nosotros, no de las causas que nos habían llevado allí, pero se acordaba de ese día. ¿Quien no?
Después de hacer toda la ficha, contarle el asunto del bioquímico, pedir “perdón” por no haber esperado el ciclo que recomiendan después de un aborto (en el hospital me dijeron que esperase un ciclo y exclamó: ¡uno! ¡nosotros recomendamos tres!) y en definitiva, actualizar los datos me hizo pasar a lo de siempre: desnúdate de cintura para abajo y al potro, que es de esos viejos que tiene como unos estribos para que pongas los pies. Había dos de prácticas, un chico y una chica, y fue ella la que me hizo la ecografia. Apareció más gente, supongo que es un evento algo chulo de presenciar pero tú estás espatarrada con todo el muestrario al aire y toda esa gente de frente, pero bueno lo importante es que en seguida vieron el saco y encontraron el embrión. Primero revisaron ovarios y la cavidad y luego giraron la pantalla para señalar todas las partes y explicarme lo que había, que era una gran mancha negra y en un lado una cosa pequeñísima que tenía otra cosa aún más pequeña en el medio que latía. Digo latía porque a estas alturas es lo que yo iba buscando, me asusté un poco al principio porque según FUR (Fecha Ultima Regla) estaba como de 8 semanas y aquello no tenía pinta de 8 semanas, pero tenía algo ahí que se movía y al encender el sonido… bum bum bum bum bum bum bum… no se si habéis escuchado alguna vez el latido a través de una ecografia pero es super característico, con esa especie de eco y ese sonido como de garaje de banda de rock de pueblo. Por la medición en ese momento estaba de 6+4 semanas, que por otra parte era lo que yo calculaba por los test digitales. Ah, muy graciosa la doctora cuando le dice a la chica que manejaba el ecógrafo “espera mira bien, ¿es uno o hay mas?”. Casi me lo creo.
No se bien como expresarme, me estoy releyendo y me da la sensación que lo estoy contando sin ponerle demasiado énfasis, pero estoy en un estado de pasividad total. Tengo la sensación de que en algún momento del proceso vendrá alguien y me dirá “he visto una cosita…” no lo se, se que no puedo dejar que me obsesione, pero es cierto que los embarazos arco-iris son difíciles. No es que no tenga ilusión, es que no me estoy permitiendo el lujo de dejar que me invada, no hasta que no me vaya de ese hospital con mi bebé en brazos. Suena a paranoya y vais a pensar que no tengo por qué pensar así, que no me va a volver a tocar y es cierto, cada día nacen miles de niños sanos pero cuando te has comido una estadística ridícula y seguidamente te ha tocado ser parte de ese 30% de embarazos que se pierden en el primer trimestre solo puedes pensar: ¿qué mierda es lo siguiente? Aguantar. Lo siguiente es aguantar. No porque lo diga yo, es que no me queda otra. Estoy super contenta, super feliz de tener otra vez un bichillo alimentándose de mi y haciéndome sentir hinchada, mareada y enferma. Cuento los días que quedan para la próxima visita, he hecho todas las calculadoras que “predicen” el sexo, he calculado la FPP… pero no busco nombres, no pienso en mañana porque todavía tengo es nubecita de tormenta dentro de mi cabeza. Hay días que pienso que todo puede ir mal y días que miro ropa y pienso, se acaba la oferta… voy a comprar.
Me siento agradecida por muchas cosas. Sobretodo por lo que he aprendido y todo lo que se, como que no he de tener miedo de no estar preparada. Solo quiero, esta vez, tener la oportunidad de demostrarlo.