Con los días estoy aprendiendo a ver las cosas de distinto modo, dejando atrás la rabia y el querer tener control absoluto sobre todas las cosas, pues ésta experiencia me ha enseñado que no soy dueña de mi vida, que el azar me mece a través de ella. He hablado con bastantes chicas que han estado o están en ésta situación y me ha servido de mucho: ahora siento que no soy culpable de nada, que mi dolor algún día partirá y que lo puedo todo. Hoy he leído un comentario en uno de los foros que me ha alegrado: dos niños completamente sanos después de una pérdida por espina bífida.
Nunca en la vida habría imaginado de cuán profundo puede surgir el dolor y la fuerza, cómo puede cambiar tu vida en cuestión de días y, sobretodo, como puede cambiar tu mentalidad. He recibido mucho apoyo de incontables maneras, muchas, que nunca será suficiente para paliar cómo me siento pero sin embargo me mantiene a flote, he recibido muestras de amor de muchas personas aunque también he echado en falta recibirlo de algunas. Pero aquí viene lo bueno, no me importa. Pesa tanto lo bueno que lo malo resulta insignificante, no me duele. Sigo adelante, mi vida avanza y no necesito nada más.
Estoy marcada, lo sé. Nunca veré la vida del mismo modo en que la veía antes, pero eso no significa que la vaya a disfrutar menos, sino al contrario. Creo que me he referido a ello en anteriores ocasiones, pero es verdad que la visión te cambia por completo. Siempre he dicho que hay que disfrutar los momentos, las pequeñas cosas pero creo que hasta ahora no había hecho caso de mi propia creencia y me he dejado perder muchos momentos imposibles ya de repetir pero no importa, no debo centrarme en eso porque lo que toca ahora es disfrutar de los que vengan. Siento que me he liado un poco.
Se podría decir que hoy es un buen día, de esos en los que me siento algo más en paz conmigo misma.
Siento que hay brisa en la salida del pozo. Solo espero estar bien agarrada a la cuerda y que las fuerzas no me fallen.